Hace poco me di cuenta que prefiero el verano antes que el invierno, así que disfruto mucho de estos días en los que todavía tenemos calorcito.
Pero ya se presentaron los síntomas de cambio de estación, salir con miedo de tener frío, abrigarme y terminar teniendo calor, o salir cual cebolla, con capas de ropa para poder vencer cualquier temperatura y terminar cargando el saquito en el brazo o en la cartera.
En este caso, opte por un conjunto ni abrigado, ni tampoco muy veraniego. Aprovecho para presentarles la camisa que compre con Rachel en la feria de Salón Pueyrredón, apenas la vi me enamoré de los colores y de esa sensación tropical. La amé, y desde que la tengo no paro de usarla. Y haciendo juego con la locura cromática de la camisa, ¡el divertidísimo mural donde sacamos las fotos!
Escuché decir que el límite entre colorido y cachivache es un solo color, y aunque a veces me sale colorido y a veces cachivache, me divierte mucho jugar con ese límite. Así que para neutralizar, me puse mis chupines azul marino y una musculosa negra básica con el detalle del bordado y dos botoncitos.
En los pies, mis nuevos mocasines grises con cordón rojo, un pequeñisimo detalle de color.
¡También estreno nuevo hobbie! Macramé, y esta es una de las primeras tobilleras que me hice.
Aprovechemos para ponernos todo lo que en meses no vamos a poder usar, sandalias, vestidos, polleras, shorts, etc. Por suerte, me queda la ilusión de mis accesorios preferidos del invierno a venir: ¡pañuelos y gorros de lana!
¡¡Hasta la próxima!!
Sofi.